Opinión Nacional

¿Estará aprendiendo Chávez en materia internacional?

Resulta evidente que el Presidente Chavez entiende la importancia de la política exterior pero se nota que las reglas del juego las conoce menos que las de su deporte favorito: el baseball. Ello se comprueba si tenemos presente que tan pronto como resultó electo emprendió varios viajes importantes destinados a consolidar contactos y relaciones con el fin primario de neutralizar la negativa imagen que lo arropaba como resultado de la violencia vociferada tanto por él mismo como por sus partidarios durante la campaña electoral. Existe consenso de que esos viajes pre-inaugurales contribuyeron positivamente. No todo lo que ha hecho después del 2 de Febrero apunta hacia el mismo éxito.

Otro elemento que abona la afirmación del interés presidencial en los asuntos exteriores es la designación como titular de la Cancillería de una de las pocas personas asociadas con su proyecto político que son consideradas predecibles, con alto peso político específico y por sobre todo con probada vocación democrática, lo cual es un activo importante frente a las numerosas y razonables dudas que se plantean en estos momentos de crisis y transición.

Un tercer elemento que sugiere la vocación internacional de Presidente Chávez son los ya frecuentes viajes que ha realizado y los que tiene en agenda; algunos más justificados que otros, pero que en todo caso contribuyen al fogueo político de un líder cuya experiencia previa no lo ha expuesto a las particulares características de la diplomacia.

Las precisiones anteriormente apuntadas son positivas en la medida en que sean coordinadas con otras acciones y percepciones concurrentes. Allí es donde expresamos dudas y críticas que –si hay sindéresis- pueden ser escuchadas y revertirse la tendencia a la falta de credibilidad que rodea a nuestro Jefe de Estado y en mayor grado aun a varios de los miembros de su equipo de gobierno.En otros órganos de opinión hemos expresado una y otra vez nuestra preocupación por los pasivos que caracterizan a la actual gestión del Ejecutivo en la materia internacional y hemos tratado de entender (que no justificar) la inexperiencia presidencial como producto de una formación militar que enfatiza en la verticalidad y la obediencia por encima del consenso y la crítica. Ello nos ha colocado en la posición de ser gobernados por un Jefe de Estado en etapa de aprendizaje y si bien es cierto que Chávez parece estar aprendiendo con moderada eficacia, no deja de ser evidente que mejor hubiera sido que la conducción internacional la llevase a cabo un Presidente ya aprendido.

La inexperiencia que criticamos se muestra fundamentalmente en la precipitación del Presidente, especialmente notable en las primeras semanas de su mandato, cuando en forma reiterada, haciendo caso omiso de las explicaciones que varias veces se le dieron, insistía en la utilización como sinónimos de términos con connotación jurídica tales como neutralidad, beligerancia, guerrillas, etc. con lo que causó problemas en las relaciones con Colombia que se hicieron patéticamente evidentes cuando el Presidente colombiano Andrés Pastrana canceló abruptamente su planificada visita a Venezuela en reacción –algo exagerada si se quiere- por las desatinadas crisis verbales de Chávez.Es menester reconocer que luego de que el Canciller Rangel y tal vez otros miembros de la intimidad presidencial enmendaron algunos de los entuertos iniciales, el Primer Mandatario parece estar aprendiendo los rudimentos de la lección que enseña que en materia de relaciones internacionales el manejo debe ser prudente y que la meta es la eficiencia y no la estridencia. En todo caso esto es apenas la revelación parcial de una tendencia y no la constatación de un cambio definitivo de estilo.

La incertidumbre que rodea a ese posible aprendizaje se fundamenta en el hecho de que hay algunas regresiones como la anotada en la presentación de Chávez en Cartagena y algunos progresos como parece ser la reciente gira a los EE.UU.

En Cartagena de Indias, donde el Presidente acudió a una cita con sus homólogos del Consejo Presidencial Andino para celebrar la ocasión del trigésimo aniversario del Acuerdo de Integración, el hombre en forma sorpresiva, de mal gusto y completamente fuera de lugar intentó introducir en la declaración colectiva de los asistentes, los temas de la participación de los militares en la vida nacional y el de la mediterraneidad de Bolivia. Cuando el consenso general optó por el rechazo de temas tan ajenos al motivo de la reunión, nuestro pitcher insistió para que en el comunicado final se recogiese el hecho de que él había propuesto esos peregrinos temas y que los mismos habían sido rechazados como era lógico y natural. Es cierto que los temas que proponía no son marcianos pero la ocasión elegida para introducirlos no pudo ser menos afortunada.

Al revés de lo anterior, a los pocos días Chávez emprende su gira económico/beisbolística por los Estados Unidos y cosechó elogiosos comentarios en cuanto a su discurso. Quienes allí estuvieron y los videos que hemos visto informan suficientemente acerca de la simpatía, soltura, aplomo y buen manejo que caracterizó a las intervenciones presidenciales. Claro está que ello nada tiene que ver con la decisión de los inversionistas de canalizar recursos hacia Venezuela, pero sí converge en la práctica ya muy afincada en el Presidente Chávez de saber decir a cada audiencia lo que ésta desea oír. El problema radica en que el discurso ante los inversionistas en el hotel Waldorf-Astoria de Nueva York o ante el «Greater Houston Partnership»es uno y más tarde ante los «compañeros» del MVR en la Plaza Caracas o en una tribuna en los valles del Tuy es muy diferente. Con ello se atenta contra la credibilidad y queda en pie la gran interrogante tanto de criollos como de extranjeros: Cuál de los dos será el verdadero Chavez?
Esta incertidumbre colide frontalmente contra el plan de reactivación económica –si es que lo hay- ya que sumado a la inseguridad jurídica e institucional que vive Venezuela frente al proceso constituyente, no es de suponer que se den los presupuestos necesarios para atraer inversión. Los capitalistas –tanto extranjeros como nacionales- no tienen tanto interés ni en la libertad ni en la democracia –eso es cuestión interna en los cálculos de ellos – su preocupación es la seguridad jurídica. De allí pues que se sintieran a gusto con un Pinochet dictador y antidemocrático pero que garantizó reglas de juego bastante permanentes y no con un demócrata como Abdalá Bucaram cuya predictibilidad era tan indescifrable que los mismos ecuatorianos tuvieron que destituirlo por incompetente.Se dice que Chávez se está dando cuenta de que la integración es algo serio, conveniente para Venezuela y algo mas que un ideal vacío (además es parte del credo bolivariano); pero para llegar a esa convicción tuvo primero que pasar por la etapa de querer negociar en solitario con Mercosur, meter la pata con la medida unilateral que rechaza la vigencia de la Decisión 399 de la C.A.N., etc.

Se afirma igualmente que nuestro Presidente está por fin entendiendo que la supranacionalidad es un concepto que en el mediano y largo plazo arroja dividendos. Así lo demuestra con su decisión de asumir la responsabilidad del Estado Venezolano por las violaciones de derechos humanos que pudieron haberse cometido durante los acontecimientos del 27F. Pero para eso también antes hizo alardes de que la condición de nación soberana faculta a Venezuela para actuar como le plazca.

Se pasa la voz de que nuestro «pitcher» ya entiende que el mercado de nuestras mercancías debe ser el amplio mundo y por eso pronto va a visitar nada menos que al terreno fértil en esta materia: el Asia. Sin embargo hasta no hace nada se complacía cerrando su espectro de opciones al abrigo de la retórica bolivariana.

Trasciende que Chavez ya está dándose cuenta de que la guerra civil en Colombia nos afecta como víctimas pero aun así no parece haber renunciado a su deseo de acercarse a Tirofijo tal vez no tanto como mediador sino como compañero de camino.

En lo único en donde no parece haber progreso es en la creencia de que seguir una línea agresivamente independiente frente a los EE.UU. constituye un activo para el país. Aun cuando ello pueda aportar algunos votos en la Constituyente, es indudable que un perfil menos arrogante arrojaría mejores dividendos. Tampoco parece haber entrado en Palacio la idea de que tanto acercamiento con Fidel Castro y con la familia del Chacal no luce conveniente para nuestro país que lucha por insertarse en un circuito de ponderación no extremista. Será que en estas áreas haya necesidad de sufrir una caída para poder aprender que el terreno es resbaloso?
En todo caso, las políticas de nuestro gobierno actual apenas si están en proceso de formulación sujetas a la resultante de una Asamblea Nacional Constituyente en la que existe amplia posibilidad de que se imponga el proyecto político chavista el cual –hasta este momento- es una incógnita rodeada de puras generalidades y lugares comunes. Un estudio del cronograma político permite concluir que no será sino a mediados del 2.000 cuando se haya aprobado la nueva Constitución y se hayan promulgado las leyes fundamentales que pongan en práctica los postulados de la nueva legalidad. Recién entonces podrán darse las condiciones mínimas para proponer un clima para arrancar en serio en la reactivación de las potencialidades que alberga nuestro país. Y mientras tanto?Las generaciones de hoy –y más se notará después de la Constituyente- ya están medio cansadas de tanto oír de las «potencialidades» y del «lugar que Venezuela merece». Es hora de tomar conciencia que no son las potencialidades las que nos van a sacar de abajo sino las realizaciones y también es menester que estemos conscientes de que Venezuela no «merece» ningún lugar sino el que le construyamos sus hijos.Por ahora solo nos queda esperar que nuestro Jefe de estado siga con la tónica de decir mas inconveniencias que las que en definitiva haga y cruzar los dedos para que su proceso de aprendizaje dure el menor tiempo posible.


El Dr. Adolfo P. Salgueiro escribió este artículo la tercera semana del mes de junio de 1999, en forma exclusiva para «Venezuela Analítica» con el animo de ofrecer una opinión que pueda servir de orientación especialmente a los compatriotas que se encuentran en el exterior y a quienes invita a formular sus comentarios a la dirección [email protected] .

El Dr. Salgueiro es Jefe de la Cátedra de Derecho Internacional de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Venezuela y es miembro principal del Consejo Universitario de dicha casa de estudios. Asimismo es profesor en el post-grado de Derecho y Política Internacional de la Universidad Central de Venezuela y miembro del Consejo de Asesoría Jurídica del Ministerio de Relaciones Exteriores, cargo éste en el que acaba de ser ratificado por la actual administración. Las opiniones del autor aparecen en forma semanal los días Sábado en el diario «El Universal» de Caracas ( www.eud.com ).

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba