Opinión Nacional

Hay que detener a Chávez

Hay que detener a Chávez con la razón antes de que se destruya así mismo. El plan maquiavélico de Chávez es acabar con todos, menos con él ni con los suyos, porque odia a sus adversarios y le teme a la soledad. En su carrera destructiva Chávez está también acabando con todo, a tal punto que si no se detiene no va a dejar nada ni para él mismo ni para los suyos. Su plan tiene el mismo signo fatal que el de Adolfo Hitler, a quien no lo detuvo nada ni nadie sino la pérdida y destrucción de su Tercera República o Tercer Reich.

Hitler al igual que Chávez llegó al poder por la vía de los votos y luego le dio la espalda a la democracia. Se aferró al poder invocando fanáticamente un nacionalismo que lo enloqueció y condujo a la Alemania Nazi a una guerra mundial que acabó con ella. La imposición del comunismo en Rusia costó la vida de 5 millones de almas sacrificadas en Pro, por Lenin, y 10 millones por Stalin. En China significó 80 millones sacrificadas en el altar de Mao. Y, en Cuba, no menos de 30 mil entre fusilados y desaparecidos, y un éxodo de 1 millón en una isla que apenas contaba con 6 millones de habitantes. De qué sirvieron todos esos sacrificios inútiles? Para experimentar y comprobar que el utópico proyecto comunista es inviable porque no se corresponde con la naturaleza de los hombres libres.

La “revolución pacífica” de Chávez ha costado a Venezuela 150 mil vidas. Y, por ser “pacifica”, le ha costado a la nación la bicoca de más de 800 mil millones de petrodólares despilfarrados en diez años. Con esa tasa de homicidios del que se tenga conocimiento, y con ese rosario de ceros a la derecha del 8 o del 9, Chávez se encuentra todavía en el mismo punto de partida que cuando asumió el poder en 1998: ofreciendo villas y castillos pero construyendo ranchos y repartiendo limosnas. Ante esta trágica verdad no se le ocurre otra cosa que expropiar, confiscar, perseguir, encarcelar… Chávez está desesperado porque se le acaba el dinero y la carpa del circo se le viene encima. El petróleo va en caída libre y los tributos al fisco son cada vez menos.

Hay que detener a Chávez, porque el estado no es un hombre; el estado somos todos. Nos dimos un gobierno y el estado debe someterse a nuestros designios como sociedad civilizada y no nosotros a los caprichos de un Robín Hood y su corte de forajidos. Corremos el riesgo de desaparecer como sociedad y retornar a un estado primitivo donde imperaba la ley del más fuerte y no la razón ni las leyes. Venezuela no va a desaparecer del mapa, pero si puede quedar convertida en un rompecabezas cuyas piezas se las van a repartir los acreedores. Fue así como Alemania quedó repartida entre las dos potencias emergentes durante todo el periodo de la guerra fría. No fue sino hasta después de 50 años que las cortinas de hierro y la de bambú se rasgaron y el Muro de Berlín se vino abajo para darle paso a la democracia que es sinónimo de libertad y respeto a los derechos del hombre.

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