Insinceridad y colapso personal (IV)
Desgraciadamente, el alcohólico vive en un mundo falso, de profunda insinceridad, que finalmente lo lleva al colapso persona.
Llega con toda frecuencia tarde a su casa y le dice a su mujer
– Estuve reunido con unos amigos conversando.
Y la mujer, amoscada, puede tener distintas respuestas.
– No es necesario que me des explicaciones, por el aliento se te nota.
Esta respuesta tiene lugar las primeras veces. Después, cuando la vuelta tarde con olor a alcohol se hace consuetudinaria, las respuestas cambian y se hacen más duras.
– No sé cuanto has gastado, pero la nevera está vacía.
O si no.
– Nos han cortado el teléfono
O también.
– Es la tercera vez que recibimos una reclamación de la escuela por los meses que tenemos atrasados de la escuela de los niños.
Llega un momento en que el alcohólico, después de violar todas las normas de la convivencia en familia, tiene que comenzar a mentir. Lo hace primero en su propoia casa, hasta que su mujer, y sus hijos, cansados de hacerle reproches lo desprecian y lo rechazan. Por fin, un día la mujer lo deja y se va a vivir a casa de su madre. O sus hijos comienzan a consumir drogas. O su hija se va a vivir con su novio. Ella misma le contará algún día a un psiquiatra.
– Estoy aquí porque mi matrimonio ha fracasado. En realidad, nunca amè a mi marido. Salí de mi casa porque no pude aguantar a un padre alcohólico. Y no sé por qué maldito destino, mi marido cogió el mismo vicio.
Por las mentiras del alcohólico, colapsa su persona, su propio cuerpo, su hogar y todos y cada una de sus funciones.
Esta insinceridad, este colapso se dan en todos los campos de su vida, además de la familia; en el trabajo, en la sociabilidad y en todos los grupos en que le toque participar.
