Las “morochas” como defensa
Tal y como lo suponíamos, el Tribunal Supremo de Justicia, dejó al país a la expectativa de saber si será posible acudir a la elecciones parlamentarias de Diciembre con el sistema de las morochas, o si por el contrario, se anulará esta posibilidad y las organizaciones políticas (oficialistas y de oposición) nos veremos obligados a inscribir candidatos a Diputados para la Asamblea Nacional, tanto en las listas como en los circuitos. Las informaciones de prensa de la semana pasada, recogen que la decisión no se tomó después del día jueves pasado, como se había anunciado en los corrillos políticos y judiciales, sino que fue pospuesta para esta semana, a pesar de estar vencidos los lapsos previstos en la Ley.
Esta situación nos permite expresar nuestra opinión en torno este álgido tema, que a todas luces hace incurrir en severas contradicciones, tanto a sus defensores, como a sus detractores. Quienes creemos en la democracia y defendemos sus postulados, no podemos estar de acuerdo con un mecanismo electoral que permita, que en unos comicios para elegir los representantes de un organismo colegiado o plural, como un Concejo Municipal, un Consejo Legislativo Regional o de la Asamblea Nacional, una organización que haya obtenido por ejemplo, el sesenta por ciento de los votos, obtenga el setenta y cinco o el ochenta por ciento de los cargos de elección popular.
Esto no es en lo absoluto democrático, ni refleja la voluntad del pueblo, que con sus votos ha dicho quienes deben ser sus representantes. Para ello existe la representación proporcional y por eso la recoge nuestra Constitución, al igual que lo hizo la derogada de 1961, de forma de asegurar que los votos obtenidos por los candidatos que concurren a las elecciones, estén efectivamente representados en los cargos obtenidos. Ya se ha explicado en forma reiterada, que el sistema de las morochas atenta la representación proporcional y los resultados de su aplicación son evidentes en los
actuales concejos municipales.
Es por ello que mientras no se resuelva el dilema de su aplicabilidad o no, la oposición democrática ha resuelto también aplicar el sistema como una herramienta de “legítima defensa”. Igual que cuando cualquiera de nosotros o de nuestra familia somos agredidos por un delincuente y respondemos con violencia, no podemos ser condenados por ello, por cuanto estamos actuando para protegernos del ataque. Es así como la oposición utilizó la tarjeta de la UNIDAD, para inscribir los candidatos en los circuitos (defendiéndose de esta manera de la UVE oficialista), e inscribió dentro del acuerdo de la plataforma unitaria, los mismos candidatos en las tarjetas de cada partido y movimiento social, que conforma la unidad democrática. Esta situación ha generado nervios en el sector oficial, sin embargo aplica en este caso ese refrán, muy propio de nuestra sabiduría popular: “lo que es igual no es trampa”.
