Opinión Nacional

Lo que es del César y lo que es de Dios

Hoy quiero hablar de cómo influencia un líder religioso a gente que no lo es, como yo.

Hay un debate en Venezuela, que al parecer va a terminar con una ruptura con la Iglesia Católica. Parece estar cercana la denuncia del Concordato firmado entre el Estado venezolano y la Santa Sede en 1964, que modernizó la relación entre la Iglesia y el Estado .

Resulta que uno de los defensores de la clara delimitación de las atribuciones de ambas instituciones es el actual Papa. Durante su visita a la sede de la embajada italiana en la Santa Sede, en diciembre de 2008, Benedicto XVI habló del tema: comentó que la “distinción y autonomía del Estado respecto a la Iglesia, no sólo es reconocida y respetada por la iglesia, sino que se alegra de ella como de un gran progreso de la humanidad, porque “ es una condición fundamental para su misma libertad y el cumplimiento de su misión universal de salvación entre todos los pueblos.”. El Papa considera que una estructura fundamental del cristianismo “ es la distinción en que lo que es del César y lo que es de Dios”.

La Iglesia, según dice, reclama el valor que tienen los principios éticos, no solo para la vida privada sino fundamentalmente para la vida pública y así “ contribuye a garantizar y promover la dignidad de la persona y el bien común de la sociedad”.

Hace 500 años, el que si tenía derecho a poner y quitar obispos era el gobierno de entonces, el de los reyes de España. La bula Universalis Ecclesiae de Julio II, establece lo que se llamó el derecho de Patronato, concedido a los monarcas. Me imagino que esa es la que quiere establecer Chávez. Por esa Bula, no se podían erigir catedrales, colegiatas o prelaturas sin consentimiento del rey, los candidatos a obispos y otros prelados se los presentaba el rey al Papa, igual que para las “dignidades inferiores”
.Esa ley de patronato, fué sentida por la Iglesia y sus miembros como una gran molestia, por la subordinación que ordenaba a la Iglesia frente al Estado y después de la Independencia, los curas lucharon por quitársela de encima, ya que pensaban que no era una ley hereditaria ni inherente a la soberanía nacional, sino una injusticia.

Un caso típico de las agrias relaciones entre la Iglesia y el Estado en Venezuela, cuando se trata de delimitar que cuáles son los asuntos del César y cuales los de Dios, se vio en el caso de Monseñor Ramón Ignacio Méndez, Arzobispo de Caracas en 1827. Fué expulsado dos veces del país. Méndez era bolivariano y tuvo un pleito con Antonio Leocadio Guzmán, diciéndole que mientras él “peleaba con una lanza por la Independencia, usted y su padre estaban matando patriotas en Puerto Cabello”. El 17 de noviembre de 1830,siendo ya ministro del Interior Antonio Leocadio Guzmán, se organizó la juramentación de la Constitución exigida por el gobierno de la nueva república y como monseñor Méndez se negó a jurarla, lo expulsaron del país. Volvió en 1832 y lo volvieron a expulsar, porque el gobierno presentó dos candidatos para dos cargos eclesiásticos y el arzobispo les hizo caso omiso .

Cuando el hijo de Antonio Leocadio Guzmán, Antonio Guzmán Blanco llegó a Presidente, expulsó del país a su vez, al arzobispo que le tocó, Silvestre Guevara y Lira, que era también senador de la república. Obtenida una victoria militar en Guama, el Presidente dispuso que el arzobispo hiciera un tedeum “ en acción de gracias al Todopoderoso, por su visible protección a la causa nacional”, con la asistencia del todo el clero. Me imagino la urticaria que le dio al arzobispo, que quiso sacarle el cuerpo al acto, difiriéndolo. Pero el gobierno le envió una carta de expulsión, dándole 24 horas para salir del país. Mientras estuvo fuera, el gobierno designó para la dignidad arzobispal a José Manuel Arroyo y Niño Ladrón de Guevara, quien aceptó sin permiso del Papa, Pio IX , que lo atacó duramente en un Breve de junio de 1874.

La Iglesia venezolana ha intervenido en esos casos y en otros, en cuestiones que cree de su esfera de acción, como el rechazo al autoritarismo y a la adoración perpetua que gusta tanto a los gobernantes, la lucha contra la pobreza, las definición de leyes que rigen la educación, contra la tortura y por la actividad misionera. En mayo de 1946, por ejemplo 6000 estudiantes de escuelas privadas, casi todas católicas, protestaron contra el decreto de la Junta Revolucionaria de Gobierno de Venezuela, llamado decreto 321, que dejaba en manos del estado controles que consideraban los católicos de entonces monopolizantes y ponía en inferioridad de condiciones a los colegios privados con respecto a los oficiales. El gobierno finalmente echó para atrás.

Caso mas moderno y no sólo por la cercanía en el tiempo, es el de la Carta Pastoral publicada por el arzobispo de Caracas, monseñor Rafael Arias Blanco ,que publicó el dia del Obrero, el 1 de mayo de 1957. Hablaba de la mala distribución de la riqueza, las condiciones infrahumanas en que vivía el pueblo venezolano y el derecho de los obreros a unirse en sindicatos libres. Era subversiva para el gobierno que la mandó a recoger y muchos consideran que fue la chispa que aceleró la caída de Marcos Pérez Jiménez.

¿Que es del estado y que es de la iglesia? La persecución a los dueños de los medios de comunicación de hoy en nuestro país por razones que según los ejecutores no tienen nada que ver con la difusión de información , el tráfico con la comida de los más pobres, el autoritarismo y el insulto como medio de relación constante, no son asuntos de la iglesia?
La iglesia considera que sí. Propagar ideas, defender al que no tiene, hacer del diálogo y no de la violencia el principal motor de nuestra relación con los demás son las prácticas diarias de curas y pastores, de hombres y mujeres de fe en América Latina. Nos gusten o no sus probablemente rígidos principios. La manera en como actuó el cardenal Urosa, al ir al sitio donde había sido insultado y difamado, es por sus resultados un ejemplo para nuestros políticos de oposición, aunque el modo en que lo hizo no era su fin principal : fue a meterse en la boca del lobo y logró el reconocimiento que se debe al justo, armado de su verdad y de su paz. Es más de lo que han hecho las tres cuartas partes de quiénes se nombran nuestros líderes de oposición, que no cumplen siquiera con el primer paso, acostumbrados como están al declaracionismo y al pescueceo. De ahí que los chavistas lo reconozcan como uno de nuestros más importantes dirigentes. Y nosotros también.

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