Opinión Nacional

Minuta para lectura de los foristas

El capitalismo es un sistema tan tolerante, que puede darse el lujo de permitir la existencia del Foro Social Mundial, aquelarre de connotados izquierdistas, revolucionarios y diletantes de todo el mundo, una parte de los cuales se pasea por el planeta pontificando sobre las bondades de un conjunto de prácticas que, por supuesto, no desean para sus propios territorios de origen. En cambio el socialismo, propuesto de nuevo como la panacea redentora de la humanidad, sólo produce engendros como el “realismo socialista”, que acható la creatividad de generaciones de soviéticos y europeos del Este, cuya imaginación se vio amputada porque sólo podían recrear aquello que contribuía con la “cultura proletaria”. También genera monstruos como la Revolución Cultural China, que entre otras sandeces, dictaminó que la música de Beethoven no era música, así a secas, sino sólo “música burguesa” y, en consecuencia, que carecía de valor para los revolucionario. En Venezuela, el socialismo del siglo XXI es la viva encarnación del autoritarismo, la incompetencia y la corrupción. Siete años de chavismo han dejado al país sumido en la peor de las tragedias. ¿Sabrán los foristas lo que ocurre en esta sufrida nación? Por si acaso, les presentamos una minuta.

Venezuela entre 1958 y 1998 tuvo una democracia imperfecta. Sin embargo, en el plano social logró formar una amplia capa de profesionales que constituyó una de las más extensas y mejor preparadas de América Latina. En el área de la salud, logró mejorar los indicadores de morbilidad, aumentar la esperanza de vida y la talla y el peso de los niños al nacer, entre muchos otros logros. La red eléctrica y de carreteras y autopistas se extendió por toda la geografía nacional. En el plano político, después de 1973 se formó un régimen dominado por AD y COPEI, dos partidos que habían nacido en la década de los años 40 del siglo pasado. Este control duró dos décadas. A partir de comienzos de los noventa, este esquema entra en decadencia. El combate contra la “política”, es decir, la “antipolítica”, da origen a los gobiernos de Rafael Caldera, primero, y Hugo Chávez, después. ¿Qué ha caracterizado la gestión de este último? Como dije antes, el autoritarismo, la incompetencia, la corrupción y el culto a la personalidad, para sólo destacar cuatro vicios, entre muchos otros que un examen más detallado tendría que enumerar.

Los asistentes del foro levantan la consigna de la paz y el antiimperialismo. Pues deben saber que ningún otro gobernante en Venezuela ha estimulado tanto el odio de clases, ni ha fracturado tanto la sociedad como el comandante Chávez. En Venezuela, el gobierno creó un gueto parecido al de Varsovia con los venezolanos que solicitaron, en una consulta organizada por el Consejo Nacional Electoral, que el Presidente de la República se sometiera al referéndum revocatorio contemplado en la Constitución. Una sólida mayoría de esos compatriotas no consiguen empleo o son hostigados en los organismos oficiales. Además, son segregados de distintas maneras. La exclusión, que los foristas tanto critican, se practica de manera inclemente con los signatarios de esa solicitud. Por añadidura, este grupo no tiene ninguna instancia donde apelar para que les respeten su derecho al trabajo y a la inclusión. Son venezolanos de segunda, desprotegidos y abandonados por un Estado que debería velar por su protección y seguridad.

Hugo Chávez denuncia el imperialismo de Bush. No obstante, en el plano internacional aplica una suerte de subimperialismo, pues utiliza los recursos petroleros para chantajear y extorsionar a las pequeñas naciones del Caribe y de Centro América. Con las naciones más grandes del continente, Argentina y Brasil, no puede comportarse de forma imperial. Su estrategia es otra. Les compra, sin ningún tipo de control por parte de la Asamblea Nacional o de la Contraloría, bonos de la deuda externa, operación en la que Venezuela pierde millones de dólares. Chávez hace lo mismo que los imperialistas, sólo que en la escala tropical en la que se mueve. Como a los foristas les interesa más la calidad que la cantidad, hay que decirles que admiran a un jefe de Estado inspirado por una concepción imperial de las relaciones internacionales. Habría que pensar cómo actuaría si se hubiese mantenido la Gran Colombia, el sueño de Bolívar.

El militarismo es una de las perversiones que los foristas atacan. Deben saber que existen pocas mentalidades más militaristas que la del hombre de Sabaneta. Como se sabe, estudió en la Escuela Militar, de la que nunca debió haber salido. Abundan los militares con mentalidad democrática. No obstante, este no es su caso. Chávez tiene metido el militarismo en su código genético. A su propio Gabinete lo maneja como si se tratara de un pelotón de soldados. Les imparte órdenes verticales que no pueden discutirse, ni contradecirse. Chávez no tiene pares, sino subordinados a los que trata con desprecio y arrogancia, como todo autócrata. Si se examina el árbol del Estado, se podrá apreciar que de los mil cargos públicos más importantes, la amplia mayoría son ejercidos por militares en ejercicio o en condición de retiro. Hasta en la Asamblea Nacional los oficiales juegan un importante papel. Chávez siente una desconfianza atávica por los civiles. Como los tradicionales dictadores militares, padece de una paranoia incontrolable. Los baños de masas que se daba al comienzo de su mandato, cuando se mezclaba con la gente del pueblo, ahora son cosas del pasado. Resulta que el líder “popular” ya no permite que “su” gente se le acerque, ni siquiera en los actos donde la policía secreta mantiene una rigurosa vigilancia. Esto se combina con un culto a la personalidad que no se veía en el país desde la época de Guzmán Blanco.

El tema de la eficacia no les preocupa mucho a los foristas. Es un principio neoliberal. Ahora bien, la historia demuestra que sin eficacia y eficiencia, no hay bienestar popular. El chavismo es el epítome de la incompetencia y, mucho peor, de la corrupción, materia frente a la cual toda la izquierda, la borbónica y la moderna, se declara en guerra santa. En estos siete años han aparecido riquezas súbitas e inexplicables de muchos revolucionarios ligados al régimen. Posiblemente esos personajes estén hablando en las sesiones del Foro como si fueran monjitas de la caridad, pero la verdad es que son unos codiciosos compulsivos.

En un encuentro que se considera la alternativa de los grupos de la sociedad civil al foro de Davos, queda muy mal que estén siendo financiados por un gobierno antidemocrático, militarista, con vocación totalitaria, que desprecia a la sociedad civil y, para colmo, incorregiblemente corrupto. De paso, las críticas a Bush podrían combinarlas con algunos dardos dirigidos a Fidel Castro. Los foristas no deben olvidar que ese decrépito dictador mantiene en sus cáceles a miles de cubanos presos, entre ellos a más de un centenar de periodistas, que no tienen quién les defienda sus derechos humanos,.

¿Para aplaudir a Chávez y a Castro de movilizaron desde tan lejos?

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