Opinión Nacional

Proceso de cambios profundos

Continuamos con el ciclo de artículos sobre los principios que sirven de sustento al pensamiento doctrinario de la Democracia Cristiana y que se oponen como cuerpo ideológico al Socialismo del Siglo XXI que quieren imponer los gobernantes de turno. El último de los Principios Operativos o Principios para .la Acción Política, es el que hemos dado en llamar Proceso de Cambios Profundos, originalmente denominado en la doctrina social cristiana Proceso Revolucionario, pero dado el desprestigio y degradación que ha sufrido el término revolucionario en Venezuela, gracias al cinismo con que actúan y pregonan sus ideas los falsamente denominados revolucionarios que ejercen el poder en el país, preferimos para no producir confusiones graves, referirnos a un Proceso de Cambios Profundos.

Comencemos por señalar que la Democracia Cristiana representa una concepción humanista de la política, de carácter popular y muchas veces rebelde ante los atentados a la dignidad de las personas, que pretende cambios profundos en la realidad económico-social, dentro de un clima de libertad y democracia. Entendemos entonces la importancia y el valor de un cambio rápido y profundo que no quiere decir necesariamente violencia, destrucción, como ha logrado hacer el régimen de Hugo Chávez, sino construcción y creación. Se trata de realizar un cambio que tiene que ser profundo, un cambio en donde se tenga ya previsto lo que se va a reemplazar y con qué se va a reemplazar, un cambio integral que abarque la mayoría de las instituciones sociales.

Entendemos este proceso, como lo señala Vicente Mujica Amador, en su Léxico Social Cristiano, como un movimiento de aceleración de la historia por vía de la participación del pueblo organizado, que produce el cambio radical, global y rápido dé las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales de una sociedad y de los hombres que la conforman. Tal cambio no se produce sin el cambio conexo de las estructuras mentales. En otras palabras, “cambio acelerado, profundo, planificado desde el punto de vista ideológico en cuanto a la atención de objetivos estratégicos.

En la concepción socialcristiana, la noción de este proceso de cambios profundos se caracteriza por ser un cambio popular, porque implica la participación del pueblo organizado; es además un cambio profundo, porque ataca las raíces mismas de la problemática social, que se asienta en el propio sistema imperante, sea capitalista o marxista; igualmente es un cambio deliberado, porque ha sido planeado estratégicamente como un cambio hacia arriba con la concientización del pueblo y hacia delante con la organización de la acción popular; también es un cambio cuya profundidad del proceso, impide volver a antiguas relaciones de injusticia y explotación; es un cambio rápido, porque deberá ser ejecutado en el menor tiempo posible, de acuerdo a las vicisitudes históricas de cada país; es un cambio global, porque busca establecer una nueva sociedad y una nueva mentalidad humana y finalmente, es un cambio en libertad, no por la vía de la violencia, sino por la vía de la organización y la participación del pueblo organizado, (tomado de Vicente Mujica Amador, Léxico Social Cristiano).

Con estos comentarios hemos hecho un recorrido por los principios que son la esencia de la Doctrina Social Cristiana y su contradicción con el socialismo de Hugo Chávez. En próximas entregas nos referiremos a otros elementos de esta apasionante ideología y que debieran servirnos para oponernos al régimen que hoy nos gobierna.

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