Opinión Nacional

¿Qué se espera de la MUD?

No importa si son injustas o si son expresadas por opositores pasivos que en poco han contribuido al éxito de la oposición. Tampoco se devalúan porque algunos de sus expositores están siempre a la espera que sea otro el que haga el trabajo. Me refiero a las desesperanzas y críticas que emanan cada vez que el oficialismo se apunta un triunfo. Algunos ignoran que la MUD es una suerte de federación de partidos políticos distintos en sus principios e ideologías, ocasionalmente acompañados por independientes que contribuyen con ideas. Construir ese acuerdo político no ha sido una tarea fácil y no todos los opositores lo entienden con nitidez. Quieren otra cosa, aunque no estén seguros de qué es o cómo hacerlo, tampoco saben qué iniciativas tomar. Existe la percepción de que algo está faltando, que existe un vacío que llenar.

Frente a la MUD se encuentra un gobierno que actúa como una secta monolítica, en el discurso y las acciones. Surge una estrategia, se dicta una orden, se construye un eslogan y con una sorprendente y ciega disciplina, miles de seguidores la acatan, la aplican, y hasta se exceden con pasión e impunidad. Esa es su gran ventaja. Los opositores esperan de la MUD muchas cosas: respuestas rápidas, eso que llaman contundencia, planes y estrategias prefabricadas que se adelanten a las decisiones del gobierno. También esperan un liderazgo que pueda competir con el estilo de Chávez, la capacidad de llegar a los sentimientos, cultura y necesidades de las grandes masas que, al final, deciden en los procesos electorales. Se trata de enfrentar las limitaciones de la conducta democrática, desde el lenguaje y los valores, con la violencia, el abuso de poder, la manipulación, la mentira sin rubor, la violación sistemática de la ley. No es nada fácil para quienes defienden la paz, la tolerancia, la honestidad y el respeto a la ley, desarrollar conductas para adelantarse a la perversidad.

Maldad

Los demócratas indultaron a golpistas del pasado en más de una oportunidad. A ninguno se les ocurrió la maldad expresada por Maduro cuando le plantearon el caso Simonovis. Tampoco, -no está en su forma de pensar- trazarían el mar de manipulaciones, ocultamientos y maniobras como las ejecutadas en torno a la enfermedad del Presidente. No les hubiera pasado por la cabeza que se fuera a operar y tratar en otro país, y menos ceder soberanía, alabar y endiosar a un mandatario extranjero. Son incapaces de emplear un lenguaje soez, injuriar y descalificar sin límite, trazar una estrategia maligna como someter al pueblo al imperio del hampa o armar bandas de motorizados dispuestos a cualquier atrocidad. ¿Qué le falta entonces a la MUD? ¿Más fuerza, más determinación, más acciones, más presencia en la calle y en los medios? ¿Un discurso más directo, menos técnico y apasionado? ¿Una señal de unidad monolítica en cuñas televisadas con presencia de todos los líderes de los partidos e individualidades capaces de tener impacto sobre el electorado?

 

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