Que siga el zafarrancho

La barbaridad, la impunidad, la soberbia, la anarquía y todos los males que acompañan tan desaliñadas barbaridades que son galas que acompañan el acontecer de la gente de este gobierno y a su líder máximo o cesan ni disminuyen, por el contrario crecen desmesuradamente en el día a día del país y nos agobian cada vez más
Ya no basta un día a la semana para comentar aquellas ni sus repudiables efectos, es menester más tiempo cada vez la capacidad de asombro se nos va de las manos, ya lo increíble es la regla y lo racional y sensato la excepción.

El fin de semana pasada ocurrieron dos accidentes graves en la vía Caracas a Oriente o viceversa, el mas notorio y grave por sus consecuencias y estragos, fue el acaecido en la hoy mal llamada autopista Petare- Guarenas, y digo mal llamada, pues basta procurar ir o venir en las horas picos por esa vía para observar el despelote de tránsito, apreciar el mal estado de la vía, la irresponsabilidad en no haber podido conservar el paso por la vieja carretera , ni la imprevisión en no contemplar el paso alterno de un sistema de transporte rápido, etc. De autopista nada, es una vulgar calle de una ciudad congestionada, abarrotada de carros, en mal estado, y lo peor, y por añadidura aquejada terriblemente por el acecho del peligro en su propio tránsito y en el virtual y de emergencia por la vieja vía.

No hubo quien se salvara por ejemplo, con el accidente comentado, que por entrar a la vieja carretera, no padeciera un atraco o de un intento de que se lo cometiera, descaradamente, en plena vía publica, delante de los demás usuarios, se observaban a los malandro y bichos, haciendo de las suyas, rompiendo ventana, golpeando las puertas de los vehículos amenazando con piedras, hierros, armas blancas y hasta pistolas a los ocupantes aterrados para pedirles las carteras, relojes y quien sabe que mas.

Por supuesto que de las autoridades nada de nada, brillaban por su ausencia, como es costumbre y si andaban por allí, lo hicieron bien escondidos so pena de someterse a las mismas o peores vejaciones.

Pero no todo terminó allí, en la misma semana, para reírnos de la desventura, en jurisdicción de Chacao las autoridades no aceptan las estampillas fiscales emitidas por el Distrito Capital, según burdamente lo explicaban, se trata de arruinar a Ledezma, para que no tenga con que contar.

Los arbitrios fiscales y tributarios son ahora potestad de los seguidores «pesuvistas» que imponen las reglas del juego y disponen el uso y valor tributario de esas especies fiscales. El bolsa ciudadano que por necesidades de su actividad adquirió lotes grandes de estampillas fiscales estadales, se las tendrá que comer, pues a pesar de ser casi títulos valores del Estado, la República sin mando ni autoridad no impide se burlen los principios rentísticos, y apoyando la atrocidad de la vindicta política contra el contrincante, nada dice sobre la negativa de las propias autoridades de aceptar el pago del tributo en especies fiscales que ahora declara tácita o expresamente sin valor alguno.

Y lo peor, nadie dice nada, ni nadie protesta tan soberana arbitrariedad, ni siquiera el pelotudo político contra quien se adoptan tales vías de hecho, impune y descaradamente.

El “Vergatario Bolchevique” y su guarda espalda autoubusero, como lo califico un resonante americano que si tiene la suerte de que lo quiera aquél y considere el irreverente señor que dice nos manda como su fan y hasta se permite el lujo de suministrarle partes del texto del discurso que deberá leer y que alude a su país, prefiere estarse ocupando de otras cosas mas distraídas que el orden, seguridad y la buena marcha de la administración publica del país.

Ahora nuevamente embelezado por sus manías de ocupación bélica del país, espionaje colombiano y acusaciones del porque no se le debe dar el premio de la paz al actual Presidente de USA, son mas distraídas que ocuparse de lo que debe gobernar y como hacerlo.

Si yo fuera amigo de Chávez, o persona a quien le parara tan resonante y resentido personaje, o una especie copia del tal Moore, a quien él se da el lujo de despertar en un Hotel por el berrinche y zaperoco que mantenía a las 2 de la madrugada en un reputado Hotel, yo le recomendara que cuando menos una vez a la semana fuera a tomar unas sesiones de psico terapia con un psicólogo a ver si le amaina la manía persecutoria de los atentados, y los cuentos chinos del peligro de la invasión de Colombia apoyada en los campamentos norteamericanos en ese país. Estaría más tranquilo el hombre, sería más coherente en sus programas radiales y televisivos y cambiaria tan trillado tema en sus cadenas nacionales, o en todo caso, le insistiría en la conveniencia que siga practicando la táctica de “como bañarse con solo un vaso de agua, incluyendo shampoo y desrice, pero sin mojarse los ñames”.