Opinión Nacional

Que vivan los exabruptos

El mundo entero experimentó durante el siglo XX algunos episodios atroces como fueron la I y II Guerra Mundial, el desarrollo del Nacionalsocialismo alemán en los años 30, y algunos otros episodios y accidentes históricos, como fueron los casos de Sadan Hussein en Irak, Augusto Pinochet en Chile o Slodoban Miloseivic en la Yugoslavia, en su conjunto representan la negación del derecho, de los principios y libertades, la negación de la democracia e indiscutiblemente la ruptura de nuestra tradición libertaria y democrática.

La civilización y el mundo entero ha experimentando siempre de forma progresiva e indetenible desde 1789, con esa extraordinaria y trascendental Declaración de Los Derechos del Ciudadano, que unido a otros documentos, acuerdos y pactos incorporados por el constitucionalismo moderno latinoamericano, entre ellos, la Declaración de Los Derechos Humanos aprobada por la Organización de Naciones Unidas en diciembre de 1948, pasando por la Constitución de la República de Venezuela de 1961, la Carta Democrática Interamericana de septiembre de 2001 avalada por Venezuela en la Asamblea General de la OEA en Lima, y como si fuera poco la actual Constitución Bolivariana de 1999.

Sin embargo, lo que se escucha, debate y analiza en el país dista mucho de la progresividad, universalización y constitucionalización de la democracia, los derechos, libertades, máximas, normas generalísimas, garantías y demás. En Venezuela no sólo queremos forzar la historia, la teoría política, sociológica y politológica, y la propia tradición liberal. Basta mirar y examinar la Constitución de 1999 cuando aparte de haber superado la división tripartita clásica concebida por Montesquieu hace siglos de tres poderes públicos (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) en Venezuela tenemos además, el Poder Ciudadano y el Poder Electoral, todo el constitucionalismo latinoamericano incorpora la doble vuelta electoral a excepción de Venezuela, establecemos un Poder Legislativo Unicameral (Asamblea Nacional) reñido con el Sistema Presidencialista, concentramos más poder, más funciones y atribuciones en manos del Presidente de la República y demás y para usted de contar.

Pero los exabruptos no quedan ahí y no han sido a juicio de algunos algo perverso o a contracorriente. Es por ello que en su momento el hoy gobernador del Estado Anzoátegui, el abogado y poeta Tareck Wiliams Saab señaló que Venezuela tenía la mejor Constitución del Mundo. Hoy a sólo 8 años de haber aprobado el Chavimo una Constitución a imagen y semejanza del máximo conductor de la revolución y proceso (con 125 constituyentitas de 131), una Constitución a su gusto, un traje a la medida, resulta que la misma, esa que era considerada la mejor del mundo, ya no satisface las expectativas de los actuales actores políticos en Venezuela, y se ha propuesto un cambio radical de la misma a trocha y mocha.

Esa vocación o capricho de cambio o reforma de la Constitución es un tema nacional transcendental que debería de ser de dominio público, se plantea no sólo la eliminación de la autonomía universitaria, ya no se habla de propiedad privada sino de tenencia, se baja la condición del elector a 16 años, se habla de una reelección indefinida, se duplican los porcentajes exigidos para revocar mandatos de alcalde, gobernador y Presidente de la República, se concentran más aún los poderes y atribuciones del ejecutivo, y una categórica recentralización del poder, ya no seremos ni Estado Federal ni mucho menos Estado Descentralizado.

Da la impresión que el tema del desarrollo, el capital social y humano, el progreso, la globalización, la democracia y sus valores, el gobierno de leyes e instituciones, la cuestión de los derechos humanos, la ética, la moral, el servicio público, la competitividad, la libertad, la supremacía de la Constitución, la división formal y real de los poderes públicos, la honradez y decencia entre otros, son temas que quieren ser obviados de la cotidianidad venezolana del día día (temas categóricamente planteados por el Juez Baltasar Garzón en su Conferencia Democracia y Paz Social, Coninsdustria junio 2007), , en su lugar se nos impone una agenda, se nos secuestran los derechos, priva el despotismo y la arbitrariedad. En fin que vivan los exabruptos. Que viva la Copa América, los únicos goles que queremos los ciudadanos son la vida, el progreso, la libertad, la salud, la educación, empleo, tolerancia, pluralismo, prosperidad… en fin que viva y gane Venezuela. Veremos…

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