Opinión Nacional

Reflexiones sobre el Premio Nobel de la Paz

Generalmente, los premios Nobel para logros científicos y literarios son galardones de amplio consenso mundial, ya que son hechos por un grupo de expertos en cada campo de la Academia Sueca de Ciencias o Literatura. Pero el Premio Nobel de la Paz lo otorga un Comité noruego escogido por el Parlamento de ese país, y es entregado en Oslo, lo cual le otorga cierta parcialidad política, por cuanto Noruega fue una nación beligerante en la II Guerra Mundial –al contrario de la neutral Suecia – y además desde mediados de los años 50 es un miembro activo de la OTAN –con EEUU como socio mayor–, por lo que la escogencia del premio de la Paz ha sido a menudo criticado por ciertas naciones, especialmente durante la guerra fría.

A lo largo del siglo XX ha habido muchos aciertos sobre la selección noruega para este importante premio, especialmente con ganadores como Albert Schweitzer, Linus Pauling, Martin Luther King, Madre Teresa de Calcuta, Lech Walesa y Nelson Mandela, pero ha habido mucha controversia con selecciones como Teodoro Roosevelt (defensor del imperialismo), Andrei Sakharov (padre de la bomba H rusa), Henry Kissinger y Le Duc Tho (diplomáticos de potencias beligerantes en Vietnam), Anuar Sadat (que atacó a Israel en 1973 para forzar negociaciones), Menahem Begin (que invadió Líbano aprovechándose de la paz con Egipto), Yasser Arafat (líder terrorista en otra época), y Jimmy Carter (crítico de la política de EE.UU. en Irak). Asimismo, muchos se sorprendieron cuando una persona tan merecedora como Mohandas Gandhi no lo recibiera en 1948, cuando ya era candidato, solamente por haber sido asesinado, cuando luego se le entrego en forma póstuma a Dag Hammarkjold, secretario General de la ONU en 1961, después de su muerte en un accidente, algo que avivó las críticas de cierta discriminación por parte del comité noruego en vista de que este último era escandinavo.

En la región latinoamericana, sólo recibieron el premio cuatro personajes: Adolfo Pérez Esquivel de Argentina, por su constante defensa de los derechos humanos durante las dictaduras militares en el cono sur; Alfredo García Robles de México por su labor en pro del desarme; Oscar Arias de Costa Rica por su papel en la pacificación de Centroamérica; y Rigoberta Menchú, la indígena que abogó por la justicia social en Guatemala.

El premio Nobel de la Paz otorgado a Mohamed El Baradei y su Agencia Internacional para la Energía Atómica, ha sido también bastante controversial, en vista de las fricciones que ha tenido este funcionario de la polémica dependencia de la ONU con las potencias occidentales. De hecho existe todavía un impasse nuclear con Irán y –en menor grado- con Corea del Norte, sin olvidar las poco convincentes inspecciones durante el régimen de Saddam Hussein, al menos para Washington y Londres. Sin embargo al final hubo que darle la razón a la AIEA, pues las mismas tropas de ocupación no encontraron evidencias concluyentes sobre el supuesto programa nuclear de Hussein. Este hecho bastó para inclinar la balanza a favor de El Baradei, entre 199 candidatos al Nobel, algo que en cierto modo fue una critica velada a la apresurada invasión de Irak. . .

Por último, es interesante -e irónico a la vez– que el premio de la Paz haya sido instituido por el inventor de una sustancia tan destructora como la dinamita, pero se dice que Alfredo Nobel quiso dedicar a la promoción de la paz una parte de la fortuna que le produce su invento, para así tranquilizar su conciencia al pensar que la dinamita sería utilizada seguramente para fines bélicos, además de sus usos civiles y constructivos.

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