Suaves movimientos de principio de año
Suavemente empieza a moverse el 2004. En lo político, tanto a la oposición como al gobierno se le acerca la hora de la verdad. Tanto a la sociedad civil como a la sociedad militar.
El Presidente de la República se reúne con su partido para definir sus próximas jugadas parlamentarias y políticas. Como por ejemplo, la presidencia de la Asamblea Nacional, que se balancea graciosamente entre las candidaturas amordazadas de Francisco Ameliach y Willian Lara, con un aspirante extracátedra, Ismael García, que del Comando Ayacucho quiere saltar a un colchón cupular rápidamente, para no someterse al juicio del pueblo al que tanto apela William Izarra.
La Coordinadora Democrática anda también en su búsqueda, porque llega el tiempo de definir candidaturas entre los mecanismos de llegada al referéndum revocatorio. Si se trata de un consejo de transición, si una candidatura única elegida en las primarias o si siguen con la hipocresía esa de que sólo están pendientes del referendo revocatorio. Inevitablemente vendrá la confrontación con el salismo , pero hasta ahora se prorrogan en zalemas unitarias.
La cuestión militar sigue descabezada y mientras más descabezada más caótica. Es como en Pdvsa, día por medio ocurren allí explosiones, lo que pasa es que no son tan fáciles de fotografiar. La última tiene que ver con la situación del general Isaías Baduel en la IV División, que sigue liderando una incógnita. El silencio taoista del general no le debe gustar mucho al lector del Oráculo del Guerrero, a quién le gustan las solidaridades bien explícitas.Por si acaso una vaina, ya le metieron una comisión de Contraloría interna para que comience el año bien vigilado.
Así las cosas, en un mundo de indefiniciones, nosotros desde las calles y las oficinas de esta nación andamos como pajarito en rama, viendo a ver por donde vienen los tiros del 2004. Tanto los de confesión chavista para conservar los pocos y pobres empleos que les ha conseguido su comandante, tratando de cuidar las migajas de las misiones y de los mercados populares que les permiten comer , asustados por la idea de que lo poco que tienen se los va a quitar una oposición enloquecida y vengativa, como los de la oposición, que oteamos el horizonte a ver si se produce por fin el ansiado revocatorio y terminamos de salir de un mal gobierno, que ha tenido un peor líder de proceso. Así podrían venir inversiones que podrían sacar al último país en crecimiento de la América Latina y el primero en inflación, del foso que nos tiene a todos más pobres cada día.
Si Venezuela se convierte al salir de la crisis en un polo de desarrollo podrían volver todas nuestras riquezas, incluyendo a nuestros muchachos que se han tenido que ir en búsqueda de una mejor vida y se han llevado con ellos pedazos de nuestro mundo, insustituibles.
Y podríamos empeñarnos alguna vez , habiendo dejado de creer en los milagros externos, en creer en nosotros mismos, en el milagro interno del crecimiento , de los suaves y firmes movimientos de trabajo que nos permitirán vivir mejor.
