Opinión Nacional

Un trágico 19 de abril

La noticia más importante que recorría al mundo el 19 de abril no era la Cumbre de las Américas en Trinidad. Lo era una mujer escocesa llamada Susan Boyle, convertida en el fenómeno afectivo más grande que los habitantes del planeta hayan experimentado en mucho tiempo.

Casi treinta millones de habitantes globalizados han entrado a you tube a ver el video de cómo un ser humano se alza desde el escarnio de un público, habituado a repartirlo, hasta la gloria. No sé cuánto ejemplares de “Las venas abiertas de América Latina” –un libro viejo y anticuado- ha vendido Amazom, pero seguramente la cifra debe estar entre dos y tres mil.

El 19 de abril transcurría sosegado hasta que se ha hecho trágico. El ex-embajador Milos Alcalay pide –los medios titulan que a nombre de la “oposición”- al presidente Obama que evite mostrar “calidez” con el dictador venezolano, cometiendo una “gaffe” diplomática y comunicacional imperdonable. El ex-embajador Alcalay olvida que el objetivo central de la diplomacia norteamericana era evitar el show que el “muchacho de Sabaneta”, como lo llama Rafael Poleo, tenía en mente para empañar la reunión. De allí la reunión con UNASUR pedida por Obama, de allí el saludo diplomático y cordial. Es una “gaffe” diplomática porque el ex-embajador Alcalay cae en la misma manera chavista de proceder, esto es, haciendo exigencias fuera de tono. Y es una “gaffe” comunicacional porque lo que el país venezolano piensa es que se derrumbó el Robin Hood anti.imperialista, el enemigo del Imperio, que está siendo visto, simple y llanamente, como alguien desprovisto de sentidos que corre en la búsqueda de una fotografía que anhelaba con toda su alma.

El ex-embajador Alcalay no habla en mi nombre y debería aclarar a nombre de que “oposición” habla. El ex-embajador Alcalay se hace eco de la derecha republicana y muestra toda las torceduras en que malamente se incurre ignorando lo que es la opinión formada y el criterio prevaleciente. La “oposición”, de la cual se hace vocero el ex-embajador Alcalay, no tiene la menor idea de nada. ¿O es que olvidan las declaraciones de la Casa Blanca sobre los apretones de mano que nada significan y la exigencia de hechos que permitan mejorías en las relaciones?

El ex-embajador Alcalay pide sobre hipótesis, es decir, sobre la eventual visita de Hillary Clinton a Caracas, al parece una iniciativa del Itamaraty. Al parecer, el ex-embajador Alcalay considera a la diplomacia norteamericana una de principiantes, una a la cual hay que señalarle como debe comportarse en su trato con el dictador.

Sin embargo, la tragedia del 19 de abril no había terminado. He aquí a un Ledezma sudoroso y “saboteado” por un Ismael García que cruza impunemente frente a las cámaras al parecer buscando agua o a un gobernador del Zulia bebiendo “el preciado líquido” –como se decía antes, en un eufemismo bobalicón y antes de que se estableciera su escasez como uno de los problemas claves de la humanidad para este siglo- en un acto desorganizado. Escucho el “despelote” y recuerdo. Recuerdo que en cinco artículos advertí que la oposición estaba cometiendo otra omisión criminal al no defender a Ledezma –tan criminal como haberse hecho los locos frente al “paquetazo”, cuando comenzaban las bandas armadas a tomar la sede de la Alcaldía Mayor y las agresiones contra todo emprendimiento que solitario Ledezma intentaba. Recuerdo haberles advertido que vendría una ley para cortarle la cabeza a Ledezma y que había que ejercer la protesta. Nadie oyó y nadie oyó porque ahora nos enteramos, en este 19 de abril trágico, que es ahora en comienzan a reunirse, que es ahora que entienden que deben funcionar juntos, aunque los chismes que brotan de las intimidades del acto informan de desavenencias y de retiros.

El documento no me gusta y no me gusta porque adolece de una falla conceptual y de definición fundamental. Aún esta llamada “oposición” no llama dictadura a lo que es dictadura. La condición fundamental es decir la verdad y llamarla con el único nombre definitorio que le corresponde. Aún hablan de “autocracia” y del “autócrata”. Seguramente porque la “Seguridad Nacional” de este régimen no ha tocado aun a sus puertas, porque no hay nadie parado sobre un ring en Guasina ni el estadio universitario está lleno de prisioneros. Es que son anticuados, creen que las dictaduras de estos tiempos son como las del ayer. Esto es una dictadura y se puede llamar “neodictadura” o dictadura innovadora o como sea, pero lo sigue siendo. Yo la llamo dictadura del siglo XXI y frente a la innovación hay que innovar desde quienes se le oponen. El mundo no osará voltear sus ojos hacia acá mientras sigan las vacilaciones lingüísticas, que ojalá fueran nada más que eso.

No hay en el documento una estrategia trazada, el desarrollo de unas tácticas definitorias de objetivos concretos. Lo único que nos informa la flamante “oposición” es que se han reunido y, por si fuera poco, que nos convocan a una marcha el 1º de mayo. Otra marcha. ¿O es que acaso no marcharon juntos por esa fecha del año pasado”? No hay el diseño de una defensa social, no hay el diseño de una defensa económica, como no la hay cultural ni política ni de ningún tipo. No tienen imaginación, no se les ocurre que los empresarios deberían rodear a cualquier empresa amenazada solidariamente, que deberíamos leer a “Doña Bárbara” en las esquinas explicando a los transeúntes el enfrentamiento entre civilización y barbarie o que deberíamos hacer pequeños paros cívicos en sitios escogidos. O mil cosas más, sólo cito en volandas porque este 19 de abril ha sido trágico.

Y para terminar de hacerlo el dictador vuelve a vestir su uniforme militar y proclama en un desfile militar inédito que Venezuela ha obtenido en Trinidad “la mayor victoria de su historia”. Esto es, el muchacho de Sabaneta ha conseguido la fotografía anhelada. Y que el 19 de abril comenzó “la revolución bolivariana”, es decir, la suya. Algo así como asegurar que cuando se cumpla el Bicentenario de la Independencia estaremos celebrando el aniversario clave de la dictadura del siglo XXI. Y, finalmente, por si algo faltaba, un alto para mostrar los misiles antiaéreos de fabricación rusa. Las tortolitas del Luis Alberto Crespo que niega que en Carora se hayan destruido los libros de Cecilio Zubillaga Perera y acusa a Juan Páez Ávila de haberse inventado la historia, las tortolitas de Crespo decía, están en peligro: serán derribadas por los misiles rusos, aunque de verdad ya yacen muertas.

El 19 de abril de 2009 nos ha mostrado que Emparan no se ha ido. Ahora desfilan frente a él los milicianos y quienes llaman a Cabildo no son ni sombra de los patriotas de entonces. Sí, este 19 de abril ha sido trágico.

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