Usted todavía no entiende…
Usted es uno de los tantos que decidió salirse del juego. La obstinación, el cansancio, la sostenida frustración y los repetidos errores de nuestros politicos, lo llevaron a este inmenso “guayabo” del que no ha salido –y no quiere salir- por el resto de los días.
Usted dejo de interesarse en lo que sucede, pues perdió la esperanza en la capacidad modificadora que puede tener esta sociedad en su conjunto. Usted asistió a aquella marcha gigantesca, en Noviembre de 2002, donde llenamos la autopista del este a la altura del Altamira y no pasó nada. Usted, tal como yo, caminamos para llenar la avenida Bolívar en el acto de cierre de la campaña de Rosales y sin que me lo diga, yo estoy seguro que hizo no menos de cuatro horas de cola, para votar en el referéndum que acabaría con el gobierno de Hugo Chávez. Usted no se pone ropa de color rojo todos los días y cuando lo hace, se siente fuera de lugar.
Usted participó o al menos apoyó moralmente a las guarimbas, y empujo con fuerza por detrás de los estudiantes, en aquellas manifestaciones a las que nos llevaron para defender el derecho a que Radio Caracas Televisión permaneciera en el aire y tengo la certeza de que no ha dejado de ver Glovovisión, con la esperanza de encontrar algo que le haga creer que esto se va a terminar algún día. Usted odia escuchar un programa de la Hojilla y dejo de creer que unas elecciones completamente imparciales, sin manejos ocultos y ventajismo, se darán en este país. Usted todavía se sorprende cuando este gobierno abusa de su poder y usa los recursos del estado como si fuéramos una gran hacienda y todos los días del mundo reza a Dios por que caiga del cielo una solución que cambie a esta patria de una vez por todas. Usted pudiese ser uno de los tantos que perdió un trabajo o un contrato por la lista de Tazcón y tal vez usted, espera todavía por una liquidación de sus prestaciones, que este gobierno decidió robarle sin mayores explicaciones. Usted tal vez trabaja en una de esas grandes compañías que el gobierno decidió nacionalizar y usted todos los días esta observando como se destruye el trabajo creativo y sostenido que llevó a esa organización al lugar que ocupa.
Si, no me lo diga, no tiene que jurármelo, usted sueña todos los días con que se acabe este gobierno y caer en una celebración, con o sin licor, que dure no menos de dos días y colgarse del teléfono a saludar a cuanto vecino y familiar le conteste una llamada para compartir esa gran alegría. Usted es el mismo que cuando lee una encuesta en la que Chávez tiene sesenta por ciento de apoyo, piensa que está trampeada y usted, aunque no lo quiera reconocer, tiene su lista particular de los ministros a los que les daría un coscorrón el día que esto termine. Usted es un venezolano más, usted se parece a mí.
Usted tal vez todavía no entiende que observar pasivamente lo que sucede, mientras muy despacito, pero sin ninguna clase de pausa, este gobierno transforma el cuerpo de leyes que le da forma a nuestro contrato social, terminará por convertir a esta patria en un garabato que usted no acepta, que terminará con lo poco que nos queda de nación en vías desarrollo, para convertirnos en una tierra de nadie, sembrada de pobreza y anarquía. Usted todavía no entiende que nos trae la ley de propiedad social, la de educación y otras tantas que vienen en camino.
Lo que si estoy completamente seguro es que usted entendió, y le quedó clarito, con lo que acaba de pasar en Honduras, es que la determinación de un pueblo, acaba con las mentiras de un gobierno en una madrugada cualquiera. Usted, tal como yo, estamos listos para empujar la baranda que nos va a conducir a esa soñada libertad y salir de este guayabo que a veces no nos deja reaccionar.
