Paranoia oficialista
Desde la irrupción del extinto presidente Chávez en la política venezolana, tanto él como sus afectos han ostentado una actitud paranoica, muy propia de los militares, a quienes durante su adiestramiento se les forja ideas de que todo lo malo que resulte cuando se planifique alguna acción, es obra del enemigo saboteador, en zaga de cualquier oportunidad a fin de estropear los resultados. Es, entonces, cuando surgen delirios de persecución e hipersensibilidad ante las críticas y comentarios, aunque se argumenten con el rigor de testimonios tangibles, como mecanismo de control social e imponer arbitrariedades materializadas en adefesios inexplícitos y trtardatorios en función de nuestra ignorancia supina, muy bien encauzada por los intelectualoides marxistas leninistas forjadores de atraso.
El hecho recién ocurrido con la plataforma del Banco de Venezuela, cuya caída se atribuye, según la vicepresidencia sectorial de economía, a un ataque terrorista (¿?) contra la plataforma tecnológica de dicha institución. Y, para colmo, a objeto de sabotear el proceso de reconversión monetaria, añadió NM.
Obviamente, es la justificación, entre otras, del fracaso en la administración de los servicios básicos, así como del quiebre financiero y económico del país, cuya dolarización de facto se tragó, inexorablemente, a los “técnócratas” y adláteres del socialismo del siglo XXI.
Por tanto, lo ocurrido en la plataforma del Banco de Venezuela, así como los supuestos sabotajes a equipos de servicios básicos representa otra de las patrañas oficialistas con las que ya el régimen nos tiene saturados, cuyas molestias apacigua mediante la entrega de dádivas por la plataforma patria, método de control social tecnológico más preciso y efectivo sobre la población necesitada.