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Venezuela(s) en pugna

Inmensos cambios políticos, sociales, económicos y culturales, modificaron la trayectoria cuya ruta venía transitando Venezuela después del 23 de Enero de 1958. Importantes transformaciones ocuparon el discurrir del país en todo lo que aconteció el siglo XX. Y aunque cuesta a muchos reconocerlos en su magnitud, dirección y sentido, sucede que contrariamente a otros tantos les ha sido imposible advertir las trabas que interrumpieron la inercia que dichas transformaciones habían alcanzado. Total, fue un maremágnum de obstáculos que dieron al traste con los logros conseguidos en cuarenta años de esfuerzos.

Bastó que el país pudiera antelar el ingreso al siglo XXI, para que las realidades de alguna forma logradas, y aunque algunas todavía en etapa germinal o inicial, se detuvieran y se convirtieran en pesados fardos que obstaculizaron los programas trazados a instancia del IX Plan de la Nación. 

El mismo, elaborado con el propósito de “(…) echar los cimientos de un nuevo país, esperanzados por la franca posibilidad de construir un gran futuro”, no fue considerado  razón suficiente para justificar la necesidad de “retomar el rumbo conveniente” ante la encrucijada que se había visto en virtud de los efectos que sobre ella generaba la globalización de la economía mundial, tal y como se advertía. Pero también, la obsolescencia  del modelo económico rentista que venía causando graves desmanes a nivel de todo lo que configuraba el país en sus más gruesas manifestaciones.

Sin embargo, así no fue entendido. Tampoco aceptado. El proceso electoral de Diciembre de 1998, tendió a simplificar las complejidades políticas, económicas y sociales que venían arreciendo. Al punto, que se minimizaron y así se cerró el ángulo de visión que requería el análisis sociopolítico y socioeconómico que necesitaba el hecho inminente de apalancar el desarrollo que comprometía al país de cara a su futuro mediato e inmediato. A su futuro más cercano y lejano. 

Fue entonces como desapareció la representatividad y se impuso el protagonismo de una sociedad que no tenía idea del compromiso que iba a asumir sin siquiera estar ideológicamente preparada. Ni tampoco motivada para tan desconocidas y exigentes tareas. El país comenzó a forjarse ante una realidad que parecía estar forjada en frío. Cual acero de torcido e incierto plano, incapaz de desempeñarse como instrumento de cambio, desarrollo y de progreso. 

Así, Venezuela fue siendo hipnotizada por una suerte de conjuros que rayaron en populismo y demagogia. Además, cautivó ilusos, sectarios, frenéticos y gente avariciosa por escalar escaños y funciones de gobierno sin méritos propios. Aunque por otro lado, exasperó a una población que predecía el desastre que se cernía sobre la faz del país. 

Vino la polarización o enfrentamiento entre facciones políticamente contrapuestas. Dicho de otra forma, Venezuela pasó salteando entre terrenos disparejos sin que entre ellos hubiese una transición que moderara los cambios. Así se hubiera evitado que dichos cambios fueran repentinos y violentos. 

Hoy, todas la dudas, confusiones, conflictos e incertidumbres se encuentran al voltear la esquina. Tanto que se habla de marxismo, sin que se conozca la correspondiente doctrina. Hay gente que se ufana del socialismo, sin precisar un concepto que se acerque a lo que el régimen aludió y denominó: “socialismo del siglo XXI”. Y peor aún, gente que consiente la trapisondas de un régimen que se ha visto inmerso en delitos excusados por un tribunal que se atiene o supedita a supuestos jurídicos elaborados con el fin de no frustrar debilidades de oficiantes de la micro-política quienes han creído que su condición de adoctrinados dirigentes políticos les otorga atribuciones para hacer de la miseria y del abuso de poder su mayor recurso y razón para desmandarse sin medida alguna. 

Este es el problema que ha dificultado profundamente que la democracia vuelva a convertirse en el terreno sobre el cual poder ararse y abonarse proyectos e ideas de inexpugnable solidez. Es igualmente la razón por la cual se siguen horadando condiciones que traban el conflicto que viene planteándose entre las distintas concepciones de un mismo país enfrentado a su interior. Es como referir, tristemente, el problemático caso de padecer al mismo tiempo varias Venezuela(s)  en pugna.

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