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Vulnerabilidad de venezolanos en Perú crece durante la cuarentena

En un país donde la mayoría de sus ciudadanos viven 'al día', miles de familias de migrantes se enfrentan a un estado de fragilidad sin precedentes

Felipe está preocupado. Lleva 11 días sin trabajar en el restaurante donde se desempeña como mesonero. Él es uno de los más de 861 mil venezolanos que residen en Perú, según las últimas cifras publicadas por la Organización de las Naciones Unidas.

El domingo 15 de marzo, el presidente de Perú, Martín Vizcarra, anunció el Estado de Emergencia Nacional, cerró las fronteras y ordenó la inmovilidad de los ciudadanos con el objetivo de frenar la expansión del coronavirus en el país.

Pese a que inicialmente esta medida duraría hasta el 29 de marzo, el aumento de casos de covid-19 al llegar a 671 contagiados llevó al Ejecutivo a ampliarla por otras dos semanas.

Perú es uno de los países con mayor tasa de informalidad: siete de cada diez personas trabaja sin contrato o de manera independiente. Según el Gobierno, 9 millones de peruanos viven en situación de vulnerabilidad.

Para ellos se anunció un primer bono de 380 soles (poco más de 110 dólares) y luego un segundo subsidio que les ayudará a cubrir sus necesidades básicas de alimentación. Un beneficio que no abarcará a cientos de miles de migrantes que viven en situaciones precarias, pero no son considerados por el Estado para recibir ningún tipo de subvención.

“Como residentes de este país, creo que deberían tomarnos en cuenta. Es una situación que nos ha golpeado a todos. Pero no solo a nosotros: conozco a muchos peruanos que también viven del día a día y que no han sido considerados como beneficiarios de este bono”, detalla Felipe. Sus dos hijos viven con su madre en Argentina y este mes no ha podido enviarles las remesas habituales. “Los ahorros se me están acabando. Esta fue una situación inesperada y lo que me queda es para pagar la habitación donde vivo. Y si pago esta habitación, ya no me va a quedar dinero para comer”.

Ayuda humanitaria

La ansiedad de Jorge se refleja en el rápido e incansable movimiento de sus piernas. Trabaja como taxista de Uber, otra de las labores prohibidas por el Gobierno, y tuvo que coordinar con el banco la reprogramación de sus créditos. Sin embargo, reconoce que es afortunado, pues pese a que no puede generar ingresos, su novia no ha dejado de cobrar, ya que está contratada en un medio de comunicación, uno de los trabajos considerados esenciales por el Estado y que no se han paralizado en esta emergencia.

Aún así, la angustia no le da tregua y espera que la cuarentena termine pronto: el sueldo de su novia es insuficiente para cubrir los gastos de alquiler y comida.

“Lo que nos genera más preocupación es el hecho de no tener una casa propia, un techo garantizado. Podemos postergar el pago de créditos y de ciertos servicios, ¿pero cómo dejamos de pagar el alquiler? ¿Cómo dejamos de comprar alimentos? La situación es muy complicada”.

El embajador venezolano en Perú, Carlos Scull, en alianza con la ONG Buckner Perú ha llevado comida a decenas de familias venezolanas, pero no son los únicos: parroquias de distintos municipios también reparten víveres a los más necesitados sin discriminarlos por su nacionalidad.

Sin embargo, la ayuda es aún insuficiente para miles de migrantes que de un momento a otro se quedaron sin posibilidad de salir a trabajar. Muchos de ellos temen ser desalojados de los lugares donde viven por no poder pagar sus alquileres.

Es por eso que Óscar Pérez, presidente de la ONG Unión venezolana en Perú, ha pedido al Gobierno peruano evaluar algún tipo de asistencia para las familias de migrantes que también viven en zonas vulnerables.

«No estamos hablando de quitar de lo que se está dando a los peruanos para darle a los venezolanos. Lo que estamos pidiendo es que se vean mecanismos internos o a través de la cooperación internacional, para disminuir esta difícil situación que están pasando familias venezolanas que, al no poder salir a trabajar y que están acostumbradas a vivir del diario, no pueden comprar alimentos», explicó en entrevista para un medio local.

Asimismo, Pérez elevó una propuesta al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, para crear un fondo de asistencia a los venezolanos en el exterior que los ayude a enfrentar esta crisis.

Cualquiera que sea la ayuda, se espera que llegue pronto y que la asistencia sea suficiente para que esta medida sin precedentes pueda ser sostenible durante el tiempo que se requiera para combatir la emergencia sanitaria global.

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