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Antonio Ledezma: De la solidaridad de la familia y fortaleza vive un preso

Antonio Ledezma es político desde la adolescencia. En su tierra natal, San Juan de los Morros, ya participaba en las manifestaciones y luego de militar en Acción Democrática toda su carrera, en el año 2000 decidió separarse para conformar Alianza Bravo Pueblo. Por esta razón, sus hijos crecieron en medio de actos políticos.

Actualmente, es el alcalde Metropolitano de Caracas, pero no ejerce la función para la cual fue electo, pues está en la lista de los presos políticos de Venezuela, entre los cuales figuran también Daniel Ceballos yantonio ledezma y su familia foto cortesia Leopoldo López.

Su condición actual es casa por cárcel y no puede hablar a los medios de comunicación. Por eso, su faceta como padre de familia hoy es narrada a través de su esposa, Mitzy Capriles de Ledezma, quien dio la entrevista a Analítica.

Antonio es conocido como un político activo, pero en su hogar como un padre consentidor. Tiene cuatro hijos: Vanessa, de 34 años de edad; Víctor, de 31; Mitzy, de 26; y Antonietta, de 24.

Además, como siempre suele decir, «los tuyos, los míos y los nuestros» tiene a «mis 3 hijas como sus adoradas: Daniella, Oriette e Isabel», resalta Mitzy Capriles de Ledezma.

La vida ha cambiado desde que está preso. El compartir con la familia no es el mismo, pues asegura que con eso también han condicionado la libertad de sus seres queridos y quebrantado su rutina familiar.

¿Cómo se describe Antonio Ledezma como padre?

–Es un padre amoroso, cariñoso, sin dejar de actuar con la firmeza que le toca para llevar por buen camino a sus crías. No solo siempre dispuesto a responder como garante de esas vidas que trajo al mundo, sino a darles el afecto indispensable con la ternura que lleva dentro de ese cuerpo sometido a tantos desafíos políticos.

­¿Cómo es su vida en familia diariamente? ¿Puede tener contacto con sus hijos?

–Es un ser muy familiar, siempre tiene contacto con sus hijos, al igual que con sus nietos. Es comunicativo, deja ver siempre su lado humano, que es un ser de carne y hueso, que tiene sentimientos, al que le duele mucho que sus seres más queridos estén, de alguna manera, también privados de su entera libertad por la prisión a la que es sometido.  Es conversador sobre la tarea que cumple, como de sus experiencias en sus cargos públicos, de lo que lee, de la forma como se inició en la política, sobre su particular manera de ver la vida y especialmente de lo que tenemos que hacer de cara al futuro.

¿Cómo se relaciona Ledezma con sus hijos que no están en el país?

–Yo siempre le muestro los mensajes y las fotos que nos mandan nuestros hijos cuando no están cerca. La magia de las redes sociales es una bendición de Dios. Son las ventajas de la revolución tecnológica que se pone al servicio de la humanidad. Esos aparatos, que también dejan su estela de fractura en los senos familiares, tienen su lado bueno y oportuno en estos casos en que se colocan barreras a una persona privada de sus Derechos Humanos esenciales.Antonietta y su padre Antonio Ledezma

¿Cómo ha cambiado la vida familiar desde que está preso?

–En mucho se nota el giro. Nunca se esfuma ese recuerdo, que te deja una impronta en la memoria, de ver cómo se llevan preso injustamente al padre de la familia. Eso es muy doloroso para los hijos y ni hablar de los nietos, muchos por ser tan inocentes no se percatan de lo que pasa con su abuelo. Se interrumpe el contacto continuo, instantáneo, te perturba la presencia de factores ajenos a la familia, te sientes vigilado permanentemente. La privacidad es fisgoneada y terminan presos también los hijos.

¿Qué le expresan sus hijos a su esposo? En esta situación, ¿cómo ha sido la solidaridad de ellos con ustedes?

–Solidaridad es una palabra que forma parte de la filosofía de vida, que siempre hemos inculcado a los vástagos de la familia. De eso se habla a diario, lo llevo en la sangre, mi madre era una ofrenda a la solidaridad, porque se puede agotar todo, menos eso: la solidaridad. Siempre hay que darla sin regateos y, oportunamente, cuando es esencial, vital para seguir adelante en medio de adversidades. Somos una familia solidaria, resteada, dispuesta a luchar sin medias tintas. La familia ha estado al lado de Antonio en todo momento, él lo ha sentido así y eso le ha dado mucha inspiración, fuerza y orgullo.

Estamos en una Venezuela profundamente polarizada, donde las posturas políticas separan a las familias. ¿Cómo han llevado ese caso en el seno familiar con Isabel y cómo ha sido su cercanía con Andrés Izarra?

–Cada quien en su casa y Dios en la de todos. Con fe y amor al prójimo hemos mantenido a flote la familia, nada ni nadie nos dividirá como familia.

¿Qué prevalece, a pesar de las dificultades, en la familia Ledezma?

–El compromiso con Venezuela, que está por encima de cualquier cosa, la fe, la esperanza de que este esfuerzo no es en vano, que vendrán mejores tiempos.

¿Sus hijos le expresan miedo ante su situación? ¿Temen que le hagan más daño a su padre?

–Están siempre preparados para lo peor, saben de qué tamaño es el coraje de Antonio, la razón de sus sacrificios y a qué se enfrenta. Ellos han sido testigo de cómo ha sido perseguido y atropellado, y si algún ejemplo tienen como herencia es el de ver a un padre con temple de roca, que no se quiebra, que no baja las banderas, sino que sigue ondeando. Un hombre con profunda vocación de servicio, referencia de trabajo, perseverancia, que es un espejo para mirarse cuando se pregunta cómo se pueden alcanzar las metas en esta vida.

Algunas de sus hijas han ido por el mundo denunciando el caso de los presos políticos. ¿Qué sienten usted y Antonio ante esto? ¿Han descubierto políticas, idealistas y soñadoras como su padre?

–Nos miramos extasiados al contemplar la cosecha de lo que hemos sembrado. Es que nacieron en una plaza pública, estaban todavía pegadas a mi pecho y su padre estaba enfrentando los ataques golpistas en 1992. Mis hijas han crecido marchando y protestando.Vannesa Ledezma

¿Qué ama Ledezma de sus hijos?, pregúntele por favor qué describe a cada uno de ellos en una frase.

–De Daniela, su intransigencia defendiendo los valores; de Kity Oriette, su arrojo, que es más grande que ella misma; de Isabel, su capacidad de no perderse a la hora de definir lo que quiere en esta vida;  de Vanessa, su entrega maternal; de Víctor, su espíritu de fe; de Mitzyta, sus ocurrencias tan parecidas a su padre; y de Antonietta, su ternura.

Y con los nietos, ¿cómo es el contacto? ¿Cómo hace Ledezma para disfrutarlos? ¿Extraña alguna actividad de cuando estaba en libertad?

–Extraña los cuentos que les inventaba, improvisando, tal cual como se le ocurría algo mientras les narraba lo que deparaba su imaginación. Sus nietos sabían que su abuelo estaba creando esos personajes y surgían entonces esas cascadas de risotadas inolvidables.

¿Cómo han sido estos Días del Padre?

–Sin libertad, pero con mucho afecto y solidaridad. Sin lamentaciones, ni abatimientos. Si algo nos pide Antonio como regalo el Día del Padre es fortaleza, «porque de fortaleza vive un preso».

¿Cuál es el legado de Ledezma para sus hijos y nietos?

–La historia de un padre que no se rindió jamás. Que no tuvo miedo y que supo arriesgarse por el país que ama. Siempre les dijo: «Prefiero que pierdan a un padre a que pierdan al país».

Describa un momento mágico para Ledezma con sus hijos

–Cuando los embelesa con sus cuentos del llano, sus peleas con cocodrilos de 5 metros, galopando en caballos que volaban, pescando peces que viven fuera del agua, ordeñando vacas con su abuelo con los dedos de los pies y haciendo quesos con leche de iguana.

Una vez me dijo que le encantaba escribir poemas, que lo hacía mientras iba a la oficina o en algún tiempo libre. ¿En esta situación lo sigue haciendo?

–Antonio de por sí es un poema, porque en ese hombre recio está encofrado un ser humano muy sensible, que le canta a la vida, que me hace los versos más lindos de esta vida. Que resume en prosa poética los dolores y sueños de un pueblo que no se deja vencer por las dificultades.

¿Cómo pasa sus días en la casa por cárcel? ¿Este tiempo le ha servido de reflexión y de pausa? Pues llevaba una vida muy agitada. ¿Qué hace para pasar el día?

–La vida se lleva bien cuando hay amor de por medio. Esa es la médula de nuestra relación, solo por amor se da sin límites la solidaridad que lo sostiene en pie, como esos robles del llano que no se doblan en medio de una ventolera. La vida de Antonio es exigente, pero sus pasos son serenos aún entre los sacudones de una disciplina tan arriesgada como es el ejercicio de la política. Para Antonio no hay rutina, sino vivencias, su lectura no es una vía de escape, es su naturaleza, se siente cómodo devorando libros, escribe lo que le sale de su alma, está tranquilo con su conciencia porque sabe que es absolutamente inocente. Su reflexión es decirnos que cuando se planteó la transición no estaban dando un salto al vacío. Hoy la realidad les reconfirma que estaban en la dirección correcta.

Su mensaje para las familias de presos políticos en Venezuela, en especial unas palabras que puedan decir Usted y Ledezma a todas las familias que están separadas por esta situación.

–La familia es lo más grande para un preso político. Esa es su piedra angular para poder resistir a una experiencia tan ingrata como es la de estar privado de la libertad. Nuestro mensaje es permanecer unidos, la familia tiene que ser incondicional, no caben las preguntas si hiciste esto o has debido hacer aquello. Las dudas las supera la seguridad de estar con un ser que amamos.

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