Judicial

Piden reubicación de ocupantes del Manfredir

La operación policial que ocurrió en una de las torres del complejo Manfredir en la que ultimaron a cinco integrantes de los colectivos 5 de Marzo y Escudo de la Revolución fue la expresión desbordada de una situación de tensión que desde varios años padece la comunidad. El Manfredir comparte paredes con el Colegio Monseñor Castro, entre las esquinas de Glorieta a Hospital.  El consejo educativo de padres y representantes del colegio asegura que el calvario por la convivencia lo caminan, en silencio, desde cuatro años, cuando el edificio fue ocupado por un grupo de damnificados. “La torre, que tiene 24 pisos, se llenó primero de damnificados. Luego estos fueron reubicados y entraron los invasores. Después llegaron los colectivos”, dijo un miembro del consejo educativo que no dio su identidad por temor a represalias. Algunos docentes, trabajadores del plantel y habitantes del sector aseguran que la situación empezó a hacerse insostenible en 2011. Los ocupantes del edificio empezaron a usar el techo del colegio como botadero.

En 2013 lograron que se desprendiera por completo. “Han lanzado orine, bolsas con excrementos, pañales, pocetas, lámparas y hasta un revólver, que estaba cargado. En esa ocasión llamamos al Cicpc”, dijo un miembro de la comunidad quien agradeció que a la hora que cayó el arma ya se habían marchado los alumnos de primaria.

 

Esa no fue la única visita del Cicpc. El 20 de septiembre de 2013 fue hallado en la acera del colegio un feto de cerca de seis meses de gestación. Vecinos de La Concordia aseguran que fue lanzado desde el edificio Manfredir. Ese mismo año también hubo un allanamiento en la búsqueda de un carro robado. A raíz de lo ocurrido el pasado 7 de octubre los vecinos, padres y representantes comenzaron a recoger firmas para solicitar la intervención del jefe del Distrito Capital, Ernesto Villegas, en la reubicación de las familias que viven allí y en la restitución de la paz del colegio donde estudian 362 niños y adolescentes, entre preescolar y tercer año de bachillerato. Han regido 200 firmas.  En el plantel también funciona la congregación Siervas del Santísimo y viven 12 hermanas, cuyas edades oscilan entre los 75 y 102 años de edad, y el Santuario Nacional Expiatorio, que es Patrimonio Cultural de la Nación.

Los docentes señalaron que las agresiones que ha sufrido la infraestructura escolar inciden en la salud mental de toda la comunidad educativa. La abertura que tiene el techo ha impedido que los niños tomen el recreo en el patio de la escuela, por temor a que caiga algún objeto que los pueda maltratar. Repararlo cuesta 335.000 bolívares. “Solo dictamos cuatro horas de clases diarias porque los niños no pueden estar retenidos más de ese lapso en las aulas. Ya no se distienden en el patio ni en la cancha”, dijo una docente. Tampoco pueden hacer educación física, pues el día del allanamiento del Cicpc se rompió la malla de la cancha del cuarto piso, que colinda con la torre Manfredir. El jueves 9 de octubre quisieron repararla, pero los profesores

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