Las mentes abiertas para emprender deben concentrarse en el presente

Por Rogelio Queijeiro Taboada

“Carpe diem, quam minimum credula postero” es una locución latina que suele interpretarse como “toma el día”, y que se entiende como una invitación abierta para “aprovechar el momento», en el sentido de no malgastarlo. Su traducción sería «Aprovecha el día, no confíes en el mañana».

Horacio (Quinto Horacio Flaco), el más importante poeta lírico y satírico en lengua latina, fue quien acuñó el término en su obra “Odas, I, 11”. El mensaje es, sin ánimo de adentrarnos en una diatriba filosófica, “piensa poco en el mañana, piensa solo en el día de hoy”.

Como emprendedores, “Carpe Diem” nos impulsa a no preocuparnos demasiado por lo que pueda suceder, sino más bien lo que sucede en este preciso momento. Si constantemente paralizamos nuestra actividad esperando lo que el mañana nos depara, nos arriesgamos a perder las oportunidades que justo hoy tenemos frente a nosotros.

El mensaje es un recordatorio de que las cosas no siempre son lo que parecen, y debemos mirar a nuestro alrededor en busca de las oportunidades “obvias” que realmente existen. Es posible que estas oportunidades no estén directamente frente a nosotros, donde estamos naturalmente más habituados a mirar, pero eso ciertamente no niega su posibilidad o presencia.

A veces, sin embargo, vamos por nuestras aventuras emprendedoras esperando que las cosas sean de cierta manera o que se vuelvan de cierta manera, como mirando obstinadamente las oportunidades al frente, pero sin percibirlas.

En ocasiones, nuestras aspiraciones se realizan en forma distinta, ofrecidas u originadas en un lugar donde no podemos verlas de inmediato. Este es el mensaje. Enfocarnos demasiado en nuestras expectativas, en lugar de en nuestra realidad, nos cerrará oportunidades que podrían generar abundancia. La recomendación es, “descruzar” los brazos y abrir tu mente a otras posibilidades en la situación en cuestión.

Lo más probable es que la respuesta esté a tu alrededor, pero solo podrás aprovecharte ese día si abres tus ojos a la imagen completa, y no solo lo que está frente a ti. La manera como experimentamos nuestras relaciones con el entorno, de una forma positiva o negativa lo determinamos nosotros mismos, según nuestras propias creencias y actitudes.

Esta idea puede parecer difícil de aceptar al principio. No obstante, el éxito comienza con aceptar la responsabilidad total de tu vida como emprendedor, y tu papel en esas relaciones con el entorno.

Quizás estés familiarizado con la frase: «Es difícil volar como un águila cuando estás rodeado de pavos». Sin embargo, debemos aprender que el ambiente que te rodea refleja tu estado de vida. El budismo sugiere que si estás rodeado de pavos, es muy probable que, en lugar del águila que crees ser, seas, en realidad, un pavo. Y, por extensión, tu entorno es una granja de pavos.

El problema no es, sin embargo, que tus pavos te impidan volar. Más bien, es que debes transformarte en el águila que deseas ser. En nuestra entrega anterior, abordamos el tema de las percepciones positivas y como los emprededores debemos reprogramarnos para ello.

Si bien es cierto que en el mercado venezolano actual existen un disparatado número de barreras y restricciones, a la par se presentan, proporcionalmente, un innumerable cúmulo de oportunidades.

La incertidumbre y lo desconcertante del entorno genera nuevas necesidades en nuestros clientes. Es allí donde está la oportunidad diaria, abrir nuestras mentes para percibir estas dinámicas representan la acción sencilla de la mente del emprendedor que abraza el “Carpe Diem”.

Insistir en el pensamiento positivo y el optimismo como herramientas de desarrollo empresarial. Ir “más allá” de las barreras y concentrar nuestra atención en las oportunidades para satisfacer las siempre ascendentes necesidades de nuestros actuales y potenciales clientes.

La creatividad y la Comunicación Efectiva son herramientas clave para sobreponernos al estancamiento del pensar solamente en el mañana, y no hacer nada hoy. La respuesta evidente es la simplicidad. Descomplícate.

Nada de esto ocurre espontáneamente, abrazar el día a día y agradecer las oportunidades que se nos presentan no basta, debemos entrenarnos como lo hacen los corredores de un maratón, no solamente para ser optimistas, sino para abrir nuestra mente y nuestra percepción de la realidad como un todo, sin perder el foco de atención en la satisfacción de las necesidades del mercado.