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Más sobre el impuesto al patrimonio

¿Qué pretende el gobierno con el impuesto al patrimonio? Hace ya mucho tiempo que los impuestos dejaron de sostener el gasto público. Desde luego el sueldo menguado del funcionariado medio: maestros, enfermeras, contadores, incluso médicos, salvo los enfermeros cubanos llamados médicos integrales que cobran en dólares, se origina en los ingresos representados por los impuestos.

¿Pero los gastos de envergadura? El servicio de “seguridad” y su equipamiento: aviones y helicópteros que se vienen a tierra, armas y uniformes (más bien disfraces). El tren de vida del usurpador, los ministros, los jueces del tsj, los falsos diputados a la falsa asamblea nacional constituyente y tantos otros más. Los viajes a Rusia y la China ¿cómo se financian? No hay ley de presupuesto, que identifique no solo el destino de los ingresos, sino la fuente de la cual proceden.

Desde luego, está la explotación maligna de oro, diamantes y un largo etcétera en la destruida amazonia venezolana. Sin embargo, a ojos vista es insuficiente.

Un gobierno que no solo ha destruido las empresas públicas estatales para cuando inició su mandato, como PDVSA; sino también las nacionalizadas: como las del Hierro y el Aluminio en Guayana, la Electricidad, la CANTV, las Cementeras y pare usted de contar, necesita poder exhibir una fuente de financiamiento para sus quehaceres, para lo cual resultan insuficientes los impuestos que pagan una que otra empresa privada que sobrevive, junto a sus accionistas y directores.

Necesita un nuevo impuesto que le permita simular que cuenta con ingresos suficientes para cubrir el boato que despliega sin el más mínimo recato, frente a una población que literalmente se le muere de hambre y de enfermedades, que han resucitado por la falta de atención y de previsión.

El impuesto al patrimonio es una farsa, desde luego servirá para aniquilar paso a paso a los pocos sobrevivientes de la destrucción castro-comunista. Pero ¿por qué? Por qué no expropiar lo que queda. La respuesta está clara. Si todo pasa al gobierno y nada produce como se explica el gasto, sino por una fuente oculta de ingresos.

Esa fuente no es otra que el narco tráfico, que el vecino de Chávez por el oeste, la FARC y su émulo el ELN, practicaron y aún practican. Pero una cosa son grupos irregulares dados a esa tarea y otra un estado miembro de la ONU, sobre todo si se tiene en cuenta que el propio Castro proclamó que el narco tráfico era un instrumento de guerra contra “el imperio”. Ese impuesto al patrimonio pretende no esconder, que es imposible, sino simular, la condición de “Estado delincuente” que acompaña de hace rato a la revolución.

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