Murió la Democracia
Se dio lo que se esperaba. El pueblo acompañó la opción del «NO» como quien acompaña a un reo en su cita con la muerte. Un liderazgo sin rumbo nunca tendrá vientos a favor y nunca sabrá llevar a puerto seguro al pueblo que le acompañe.
El liderazgo oposicionista fatuo e iluso por decir lo menos, no fue capaz de enfrentar desde el inicio de manera activa y en la calle a ese bodrio inconstitucional de la enmienda. Peor aún no tuvo la voluntad para denunciar de manera decidida e intransigente: el abuso de poder; la confiscación de los poderes públicos y de los bienes del Estado que fueron usados abusivamente por Chávez para ponerlos al servicio de su proyecto reeleccionista. Además careció del coraje para reclamar al C.N.E. condiciones claras, justas y equilibradas, que evitaran se atropellara la voluntad del pueblo democrático.
Ese liderazgo irresponsable, dejó en manos de los estudiantes todo el peso del trabajo político, fue incapaz de organizarse para enfrentar el abuso del autócrata y defender los intereses del pueblo. Pero lo más vergonzoso fue la actitud de algunos dirigentes regionales que, al igual que el caudillo-Tte. Coronel, al pretender perpetuarse en sus cargos, claramente atornillaron al revés, para perjudicar la opción del «NO».
No se podía pedir más a un liderazgo que únicamente hace política en los sets de radio y TV y no visita los barrios. Un liderazgo que abandona a sus presos políticos, que enfrentan procesos injustos y violatorios de los derechos humanos.
Con vista al futuro nada podemos esperar de un «iderazgo» de oposición que, luego del anuncio de los infames resultados, desaparece, se va a dormir, sin denunciar al mundo ese cuestionado triunfo, producto del abuso el ventajismo y la trampa.
Chávez asesinó la democracia y el liderazgo opositor ha servido de sepulturero. El pueblo está de luto, triunfó la ignominia: murió la democracia.
